Soy un ávido lector de cómics (tebeos) y por eso procuro no entrar en las librerías más de una vez al mes… porque si pudiese, me los compraría todos, y aún así ya me compro muchos (que no «demasiados»). Recientemente, revisando la estantería de los cómics en casa donde aún tenía varios sin leer, me di cuenta de que tenía pendientes los dos últimos de la serie «Malos Tiempos 36-39» de Carlos Giménez. Imperdonable, así que me puse a ello.
Me gustan los tebeos desde antes de saber leer. DDT, Mortadelo, Pulgarcito. Ya no me acuerdo bien de los títulos y me da rabia no conservar nada de entonces. Creo que valían 4 pesetas o así. Al principio solo «miraba los santos» que se decía… luego, al aprender a leer los devoraba y disfrutaba. Siendo ya adolescente estiraba una escasísima paga en las ferias de ocasión comprando tebeos de segunda mano. Me acuerdo del Rambla y de las magníficas historietas de «Los Profesionales», donde Carlos retrataba la explotación que sufrían los dibujantes de tebeos en la España de los «25 años de paz» (ejem…).
También por aquel entonces descubría la serie «Paracuellos», en su etapa inicial. Imprescindible recopilación de vivencias de aquellos niños de los hogares de Auxilio Social de la posguerra. Esta serie, de guión y dibujo originales del autor, es la obra que más me gusta y puede que la que más reconocimiento le haya brindado. En 1999 decidió retomarla y publicó 3 nuevos volúmenes. Y hace un par de años se recopiló en un único tomo de tapa blanda (y más económico). Un ejemplar de este último se lo regalé a mi padre que tuvo la desgracia de conocer en primera persona las penosidades de un hogar de «Auxilio Social».
Siempre me ha encantado como dibuja Carlos Giménez. A través de sus obras se pueden recuperar las vivencias históricas de muchas personas que sufrieron la guerra y el franquismo, y desde un punto de vista muy humano, siempre con un hueco para la esperanza. Eso sí, sin apartar la mirada de el terror, la tristeza, el hambre y la miseria reinantes.
La portada de «Malos Tiempos 36-39» IV, hace referencia a una de las historietas que más me ha impresionado. Un niño enfermo de tuberculosis que ve como el cura y los monaguillos «asaltan» su casa por sorpresa, enviados por una vecina ultracatólica y sin el consentimiento paterno porque «había que hacer lo que es debido». El niño, que ya había visto como le imponían la extrema unción a una niña, ya sabía lo que venía después…
Bueno, que me enrollo mucho, como siempre. Solo tenéis que introducir «Carlos Giménez» en el santo Google y encontraréis información a diestro y siniestro de este gran autor de tebeos. Sirvan de ejemplo:
http://www.carlosgimenez.com/ (algo desfasada, pero con mucha información)
http://www.edicionesglenat.es/fitxa.aspx?pID=337 (editorial)
Buenísimo, soy un admirador de su trabajo, de su dibujo (es algo análogo a Quino sin querer hacer comparaciones), sus guiones, una cruda atmósfera y verosimilitud, lógica por otro lado, que muchos quisieran para sus historias y un referente en mis propios trabajos, vamos el puto amo.
Lo que me ha dejao de piedra es lo de tu papi, pobrecillo, eso merece casi otra entrada para contar alguna anécdota, si es que te sabes alguna…
abrazazo
Amigo JR, por edad te saco cierta ventaja en el descubrimiento de joyas artísticas (musicales, literarias, pictóricas, o de historietas/ilustraciones) pero tengo que reconocer que nunca se me pasó por la imaginación dedicar entradas en mi blog a todos los héroes de mi adolescencia-juventud-madurez (de la última solo me queda uno ……….) y por eso agradezco que haya valientes como tú que lo sacan a relucir.
Carlos Giménez ………. posiblemente el único autor español capaz de vestir un drama con la dulzura suficiente para soportarlo ("Paracuellos") o dotar a una leyenda del Pacífico de sabor socio-político ("Koo-lau el leproso") y presentarnos el futuro sin arrogancias cientificas ("Erase una vez en el futuro"). Dispongo de toda su obras hasta 1992, incluida la serie "Dani Futuro" publicada entre 1969 y 1975 con guión del maestro Victor Mora. Pero me quedo con Koolau por la vigencia de su discurso antiracista, antiimperialista y anticolonialista. Revolucionario, al fin.