Los obispos han necesitado trabajar más de un año en un documento que nos dice que (el texto entrecomillado son citas textuales):
"El matrimonio entre personas del mismo sexo es un ataque al bien común". Si me explican que es el bien común, a lo mejor podríamos entenderlo, sino NO.
"Que nadie puede refrendar con su voto leyes que dañan gravemente las estructuras de la sociedad". Las estructuras de la sociedad cambian, evolucionan y mejoran. La Iglesia es evidente que NO.
"No es una cuestión de manías del clero sobre el sexo". No voy a hacer chistes baratos sobre la inclinación de algunos curas a la pedofilia, simplemente diré que muchos sabemos que son incapaces de entender el sexo como una parte integral y altamente satisfactoria de las relaciones humanas y que historicamente se han erigido en unos crueles represores de algo tan natural.
"Esperamos de los gobernantes una política más justa, que se decidan a romper clichés". Yo creo que lo justo es decir que aprobar el matrimonio homosexual ES romper clichés. Intentar volver atras NO.
"Es una cuestión de que las relaciones sociales vayan bien." ¿Con represión sexual? ¡Claro, cómo mejor!
"Sin dirigirse a la fecundidad, la relación conyugal no puede ser considerada ni siquiera como una manifestación de amor". Esta profunda estrechez de miras nos hace pensar que, verdaderamente, no tienen ni puta idea de lo que es el amor.
Finalmente, el artículo que he leido dice que el documento "promueve una nueva atención pastoral dirigida a los homosexuales, que incluya la colaboración de las ciencias psicológicas y médicas para abordar esta inclinación". Recordemos que las ciencias psicológicas y médicas hace tiempo (aunque no tanto) que dejaron de considerar la homosexualidad como una enfermedad que necesite tratamiento alguno.
Hala, ya me he quedado descansado. Y he sido muy, muy suave. ¿Entendéis que esté a favor de una educación laica? No soporto la interferencia de esta gente. Ellos si que hacen daño.